Una novela hipnótica sobre el exilio, el desarraigo y las pérdidas.
Lina junta coraje y se va. Se va con dos cantimploras, un atado de ropa y unas semillas que le dio la curandera del pueblo. Lo que Lina deja atrás es una tierra yerma: una tierra quebrada llena de espinas que arañan el viento. Relicario, su esposo, no la acompaña: le dice que a los muertos no se los abandona y la deja ir. Así comienza esta novela de Mariana Travacio, que avanza, con una cadencia hipnótica, sobre los desarraigos y las pérdidas que conllevan las migraciones.
En los mismos paisajes desangelados de Como si existiese el perdón, la historia de esta familia explora el inexorable sentido del destino. Las promesas de porvenir y trabajo. El anhelo de conocer el mar. Con un estilo propio, una gran eficacia narrativa y una delicada violencia poética, Travacio, una vez más, da vida a personajes que son capaces de construir sus propios mundos y nos vienen a narrar un universo profundamente elocuente y tan presente como ancestral.