En Punto final Andrés Rivera retoma los personajes principales de Esto por ahora. La memoria fragmentaria, como recurso constitutivo de ambas novelas, impide hablar de continuación sin más. Lo es, pero aquí la memoria entresaca del olvido otros episodios y otras intensidades.Arturo Reedson, obrero textil y periodista jubilado, se nutre de los recuerdos que su madre muerta -restaurada como tradición oral trae a su memoria. La violencia desatada una noche de 1920 en Proskurov (Ucrania) persiste en la actual evocación anciana, para ser ensamblada con la violencia política del 'país que no cesa de mirar para otro lado. Esta memoria, lenta y firme, irá intercalando el itinerario personal y el político, ya en blanco, como una calle vacía. Dos compañeros de celda, en una prisión, hablan de luchas ganadas y de traiciones que tratan de desmentirlas. Arturo Reedson sufre una primera agresión a la que, acertadamente, titula como 'Prórroga'. La segunda no se hará esperar. Daiana, la siniestra hija de un represor, planea muertes, a su padre y al viejo zurdo y judío se les acabará el plazo. Lucas, hermano de Daiana, sucumbe en las calles de Córdoba, destino obligado de 'los patoteros en la oscuridad de las esquinas, mientras Cara i´guante se diluye en la indiferencia del oficio de matar. Consignas políticas, anuncios periodísticos, el mundo del cine y la televisión, la oscilación entre pasado y presente, entre literatura y acción, componen el cuadro inconcluso e inagotable de nuestros días.