Ni elemental ni sofisticada, la música de Led Zeppelin es la comunión entre el sonido que empezaba a dominar el mundo y el aleteo de una mariposa. Porque si bien la voz hipersexuada de Robert Plant, la guitarra siempre al borde del abismo de Jimmy Page, la potencia incontrolada de la batería de John Bonham y el cerebro regulador del bajista John Paul Jones constituyen individualmente aportes significativos al rock de los setenta, fue la alquimia lograda lo que los llevó al Olimpo de las leyendas. La alquimia y un elemento esencial, un magma en constante ebullición cuya temperatura fue in crescendo y de alguna manera aún lo sigue haciendo: el riff, esa frase musical llena de energía que se impone a fuerza de repetición hasta volverse inmortal. Y que sobrevive a Bonzo, el baterista, que en 1980, después de once años, le bajó la persiana a un fenómeno musical de masas que abrevó en el rock, claro, pero también en el encanto bucólico de los folklores británicos. Luis Sagasti propone una lectura desprejuiciada y libre de la banda, para lo que recorre uno a uno los peldaños de la legendaria escalera al cielo, donde encontrará que, a pesar del tiempo transcurrido, la canción sigue siendo la misma. O no. Por qué escuchamos es una colección que busca ahondar en los motivos por los que algunos artistas –de diversos géneros, orígenes y épocas– se vuelven esenciales, indiscutibles, verdaderamente únicos, más allá de los caprichos y vaivenes del mercado musical.