Desde una perspectiva individual y social, el multifacético Marc Caellas analiza, clasifica y razona una serie de notas de suicidio con respeto y pasión. Sin juzgar ni justificar, este libro camina a contrapelo de la cobardía social con que suele tratarse el suicidio, y aspira a abrir conversaciones que rompan tabúes públicos y privados. El autor lee las notas de suicidio como la posibilidad misma de la escritura, porque toda escritura, finalmente, es póstuma. El autor manifiesta que ve el suicidio como “una performance de la que su artista desaparece y el cuerpo, el entierro y la culpa caen sobre los demás, que se ven obligados a cerrar la representación tras la salida de escena repentina del protagonista”. En su texto, Caellas ofrece una visión profunda del latido que yace bajo la decisión más extrema, lo que Camus consideraba el único problema filosófico verdaderamente serio.