No puedo afirmar que fuera el creador del género periodístico que llamó “Historias de vida”, pero fue su cultor más perfecto y preciso: eran largos reportajes biográficos en los que la personalidad y carrera de sus entrevistados aparecía nítidamente pero como dibujada a trazos pictóricos.
Daniel Divinsky, “Julio Ardiles en mi recuerdo”.
Ruth era toda una aventurera; una mujer libre, protagonista de un errante fluir y una búsqueda constante que la llevaría, más tarde, a incursionar en distintos círculos contraculturales. “Los barcos me fascinan. Cuando subo a uno de ellos me siento libre, me parece que pronto va a soltar amarras, de que me va a llevar lejos”, le confesó a Julio Ardiles Gray en el libro que, en 1972, la haría famosa. Ruth fue, como ella solía decirlo, una prostituta portuaria, lo que la diferenciaba de las callejeras, las callgirls, las coperas y las de burdel. Con esta clasificación Ruth daba cuenta de las distintas modalidades en que podía llevarse adelante el oficio en la Buenos Aires de la época.
Deborah Daich, Tras las huellas de Ruth Maty Kelly, Feminismos y prostitución en la Buenos Aires del siglo XX; Editorial Biblos.