Con la entrega del DNI, en 2013, el Estado le reconoció a Luana la identidad autopercibida. Con ese hito concluye Yo nena, yo princesa, en lo que parecía el final de esa difícil historia de amor y lucha por los derechos. Mariposas libres nos saca de ese encantamiento. Esa primera parte fue solo el inicio de la vida de Luana, de la transformación de Gabriela y del largo e inconcluso recorrido que la sociedad tiene por delante. El nuevo libro continúa a partir del ingreso de Luana a la escuela primaria y nos vuelve a llenar de emociones encontradas. Nos conmueve su crecimiento y nos impacta la dificultad de muchas personas para respetar lo diferente. Esta segunda parte de la historia también nos muestra a Gabriela Mansilla transformada y convertida en referente de la lucha por los derechos.