Sabíamos que Eitán es talentoso y que tenía una novela buenísima guardada bajo siete llaves. Logramos que abriera el cajón y acá está: es el relato de un joven criado en las mieles del progresismo que revisa su crianza mientras descubre el mundo de las ideas y las tetas. Como en una intensa sesión de terapia, el protagonista de esta novela se monta a su tabla de skate y surfea esa época de límites demasiado laxos, moneda de fantasía, shots de tequila y minifaldas brillantes. Hereje, decide matar a los padres (simbólicamente) y abandonar la religión en la que fue educado, que va mucho más allá del judaísmo. Es la religión de los niños sensibles y confundidos que encuentran en el odio un motor de creación.