¿Acaso hay alguna revolución que pueda compensar la pena de los hombres o se trata de un sueño imposible?
Los turbulentos días de mayo de 1810 han quedado lejos. Tras ser uno de los representantes de la Primera Junta y el gran orador de la revolución, Juan José Castelli está confinado en su casa, derrotado como hombre político y consumido por una enfermedad que lo llevará a la muerte. Con las pocas fuerzas que le quedan escribe ahora, en un cuaderno de tapas rojas, sus pensamientos y recuerdos. Ya no hay lugar para las acaloradas polémicas entre adversarios. Es que “el invierno llega a las puertas de una ciudad que extermina la utopía pero no su memoria”. Y ese deseo malogrado de forjar entre todos un país libre y justo se convertirá en la obsesión de sus últimos días: ¿acaso hay alguna revolución que pueda compensar la pena de los hombres o se trata, simplemente, de un sueño imposible?