Andrés Rivera (1928-2016) narró como pocos las tragedias de la historia a través de episodios de la vida personal de los héroes militares del pasado argentino. En el ocaso, esas criaturas atroces recuerdan y reflexionan sobre el poder, sobre sus triunfos fugaces y sus derrotas más bien duraderas.
José María Paz, vencedor de batallas decisivas para la independencia de una nación en ciernes, es el protagonista de Ese manco Paz. Como en muchas otras de sus novelas, en que la historia asume un rol al mismo tiempo fantasmagórico y crucial, Rivera entrecruza la voz del incorruptible Paz con la de su viejo enemigo, Juan Manuel de Rosas, quien no obstante aparece cautivado por el coraje y la ética de su rival.
Con su reconocible estilo austero y preciso, Rivera rescata a un personaje que fue un líder moral en un país donde no abundan los arquetipos. Para el autor, Paz fue el mejor táctico que tuvo nunca el ejército argentino. "No mató, no torturó. No fue llevado a ningún tribunal, ni un minuto ni veinte años después, como ocurre hoy con criaturas indefensas", dijo Rivera. En el mundo actual, dominado por la ignominia, Ese manco Paz destaca como una figura ejemplar.