El desastre demográfico causado por la Conquista diezmó a los pueblos originarios al utilizarlos in extremis como combustible biológico para maximizar la rentabilidad y obligó a buscar sustitutos provocando un segundo genocidio. Del mismo modo que la hecatombe en tiempo y espacio perpetrada contra los indígenas americanos no tiene parangón en los anales de la humanidad, el secuestro y cosificación de africanos para introducirlos en el Nuevo Mundo constituyó el mayor y más bestial desplazamiento forzado de seres humanos del que se tenga memoria. Ambos genocidios, Conquista y Esclavitud, son dos caras de una misma moneda del crimen perpetrado en América. Con datos contundentes, Marcelo Valko desnuda un sistema económico delincuencial que arrancó seres humanos del otro lado del Atlántico para obligarlos a trabajar en tierras usurpadas a los indígenas exterminados constituyendo un todo que la desmemoria oficial busca diluir. Esclavitud y afrodescendientes desmitifica el blanqueamiento con que se procuró barnizar a una Argentina que hizo cuanto pudo por evaporar a los africanos de nuestra historia. Pocos tienen presente que en la Buenos Aires colonial una de cada cuatro personas era afro, en tanto que a fines del siglo XIX se editaba en la ciudad una decena de periódicos de ese origen. Negar las evidencias de tal densidad poblacional e importancia y su posterior destino tiene un único propósito: demostrar la excepcionalidad argentina. El palabrerío oficial puede sonar verosímil, puede tener el consenso de sus creyentes, pero eso no lo convierte en verdadero y mucho menos cuando se procura que el horror se haga silencio en los documentos. La manipulación de la historia que arroja todo lo que desentona fuera de los márgenes es antigua como el mundo. Superar esa falsedad ideológica al servicio del statu quo y su narración impostora es la tarea que plantea el autor en estas páginas de una lectura tan necesaria como documentada.