En esta “novela de no ficción”, Camila Fabbri busca la manera de narrar una tragedia que irrumpió en la vida de una ciudad, pero sobre todo en la de miles de adolescentes para quienes Cromañón representó el fin de la inocencia.
Fabbri estuvo en el recital de Callejeros la noche previa a ese fatídico 30 de diciembre de 2004. Enseguida supo del incendio que arrasó con tantos chicos, envenenados por el humo negro en el momento preciso del pogo, de la exaltación, de la felicidad compartida. Quince años después, la escritora posa la mirada sobre la chica rolinga y claustrofóbica que era entonces y entrevista a amigos, amigas, padres, madres y testigos, para indagar en la forma que toma un drama colectivo en el tiempo y en ese dolor, a la vez personal e identitario.
El día que apagaron la luz es una ficción verdadera sobre los sueños y las pesadillas que poblaron las cabezas de esos jóvenes, una crónica fragmentada sobre los modos de construirse adulto y un relato emocionante sobre la confusión de vivir. Fabbri escribe una novela de voces múltiples, pero siempre cerca de la adolescente que fue. Y con la literatura como posibilidad, vuelve a preguntarse por ese día en que su generación se topó con la muerte.