Hay 85 víctimas. Hay una teoría que se sostuvo desde las primeras horas: la del coche-bomba. Hay una línea de investigación predominante, la llamada "pista iraní". Y también hay otras hipótesis. Hay teorías conspirativas. Hay desconfianza. Hay pruebas endebles. Hay encubrimientos. Hay internas entre agentes de inteligencia. Hay corrupción policial. Hay un juez y dos fiscales apartados del caso. Hay un fiscal muerto. Hay un ex vendedor de autos usados que hoy es un exitoso abogado penalista recibido en la cárcel. Hay ocho pedidos de captura internacional. No hay responsables presos. Intentar comprender qué pasó es entrar en un laberinto, aún sin salida. Aquí se ofrece un mapa de ese laberinto. Una mirada en perspectiva -con los testimonios de los protagonistas de entonces y de ahora: investigadores, familiares de víctimas, dirigentes de la comunidad judía- que muestra cómo cada línea se tuerce o se bloquea. Y cómo la historia del atentado a la AMIA todavía se está escribiendo.