Revisando los archivos del pensamiento nacional, como así también de buena parte del pensamiento filosófico contemporáneo, Nicolás Vilela introduce una perspectiva singular: si la inmunología se detiene en el estudio de los mecanismos de defensa del organismo ante la presencia de agentes invasivos, la comunología adopta el punto de vista del contagio y se propone como disciplina de la organización de lo común. El agente del contagio tiene un nombre: militancia, cuyo objetivo es propagar un clima político no individualista. Una nueva comunidad organizada tiene que despojarse de afectos apropiadores. Análogamente, el método de Comunología es impuro y tendiente a la contaminación: de Perón a Rancière, de Simondon a Cooke, todas las tradiciones intelectuales y doctrinarias son capaces de sintetizarse y vincularse con la praxis militante.