Lo acertado en la elección de Malharro es la revelación del entramado de perversiones y claudicaciones, miedo y heroísmo que involucra a personas e instituciones, no es consecuencia de la irrupción de una mirada superadora, comprensiva, canchera, cínica o explicativa. Es la descripción -que constituye la novela misma- de un proceso de tanteo a ciegas, de ensayo y error en que el personaje, como acaso le gustaría describirlo a Walsh, batalla con sus propias limitaciones, su ignorancia y acaso su estupidez. Pero, como nos gusta y se debe,
no se quiebra ni se dobla. Porque el secreto y obstinado Mariani está hecho de la mejor madera. De ésas que sirven para dar forma a los personajes perdurables. Éstas son algunas de las palabras con que Juan Sasturain, en el prólogo, describe la novela de Malharro.