Este libro pone en escena al cuarteto con respeto y empatía, pero al mismo tiempo excede a Córdoba y replantea nuestras preguntas por el procesamiento de las desigualdades en la Argentina. Y en ese contexto la empatía estética no se embota en el color. Hace avanzar la descripción hasta hacer entrar en ella algo que habitualmente no se enfoca: "que en esas escenas se estructuraban sinestésicamente dominios como las jerarquías sociales en términos raciales o etarios bajo un régimen de división genérica y hegemonía heterosexual".