“Un viaje fantástico a un mundo en el cual el sexo y las diferencias binarias entre lo normal y lo patológico se disuelven y transmutan, no sin riesgo. Utilizando un lenguaje lleno de humor y sutilezas, Emmanuelle Bayamack-Tam logra capturar las contradicciones y complejidades del período en el que vivimos al final de un régimen político en el cual nuevas configuraciones de subjetividad, pertenencia, amor y afinidad todavía están tomando forma, pero aún no han sido reconocidas en su totalidad. Conmueve e ilumina.”
Paul B. Preciado
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La joven Farah cree ser una chica pero descubre que no tiene todos los atributos esperados, y que su cuerpo, insensiblemente, tiende a virilizarse. ¿Síndrome patológico? ¿Mutación o metamorfosis fantástica? Se embarca en una gran investigación inquietante: ¿qué significa ser mujer? ¿Y hombre? Descubre que nadie sabe mucho al respecto. Ella y sus padres encontraron refugio en una comunidad libertaria que congrega a personas frágiles, inadaptadas al nuevo mundo, el de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Y Farah crece en medio de ese curioso paraíso, que cuenta como lugares de juego con hectáreas de praderas y bosques que comparte con los animales y niños de la comunidad, que observan a los adultos poner en práctica sus hermosos principios: declinismo, antiespecismo, naturismo, amor libre para todos, incluyendo a los poco agraciados, los viejos y los enfermos. Emmanuelle Bayamack-Tam nos brinda una gran novela, tierna y a la vez cruel, cómica, pero sobre todo corrosiva, a propósito de la inocencia y el mundo contemporáneo. Farah, su joven heroína, descubre el amor con Arcady, jefe espiritual y hombre encantador de ese familisterio. Aprende no solo lo que es el lado turbio de nuestra identidad y sexualidad, sino también la cobardía y la traición, luego de su encuentro con un inmigrante. Lo que ocurre en el falansterio es lo mismo que ocurre a gran escala en toda Francia. Por más que Arcady y sus fieles prediquen el amor, a los inmigrantes les cierran en la cara la puerta del paraíso. Para Farah es inadmisible: su juventud intransigente es una piedra de toque que pone a prueba los maravillosos principios de su comunidad, así como nuestros miedos e ilusiones respecto al amor, el género y el sexo.