Estos trece sonetos escritos en inglés y antecedidos por el relato de los eventos desafortunados que el autor vive en Nueva York inspirando la lírica son la historia de una venganza que desde el golpe de Onganía hasta la caída de la Torres Gemelas no había podido corresponderse: “Acotación breve a la estanca partida. Está comprobado que eran conejos. Quedó algo de esa parte del mundo con paletas para afuera y las patas con un cualquiera al revés cuando se para, la piel tan suave y los ojos tan rojos. Sufciente para leer en una misma el prisma otro de la luna, caer como ceniza y quemar las velas mansas. Dicen que los sonetos intitulados llevan por gracia el primer verso. Trece en inglés y catorce castellanos. Sulfuran sodio del norte y giran pretendiendo un canto del sur.”